El uso de la artroscopia en el tratamiento de las fracturas articulares posee una serie de ventajas importantes, siendo la principal, la visualización directa de la fractura a diferencia de la mayoría de las técnicas abiertas convencionales.
Esto permite a profesionales como los de Traumavance llegar a un diagnóstico correcto del tipo de fractura al que nos enfrentamos y sus lesiones asociadas.
Por eso es importante saber qué es y en qué consiste.
Tratamiento de fracturas articulares asistidas por artroscopia: cómo se hace
En el caso de que tengas que someterte a un posible tratamiento de fracturas articulares asistidas por artroscopia, es normal que te preguntes cómo se hace, qué fases tiene, el tiempo de recuperación, a quienes suelen afectar, etc.
La artroscopia se hace a través de pequeñas incisiones. Durante todo el procedimiento el cirujano inserta el artroscopio en la articulación. Y este aparato envía la imagen al monitor de una televisión.
Relacionado: ¿Funciona la artroscopia en deportistas de élite?
Es una cirugía menos agresiva que la cirugía convencional, pero sigue siendo necesario utilizar anestesia y su procedimiento tiene lugar en quirófano.
A continuación explicamos cómo se hace por medio de las diferentes fases.
¿Qué fases tiene este tratamiento de fracturas articulares?
A pesar de que cada fractura tiene su técnica, los pasos habituales a seguir en un tratamiento de fracturas articulares asistidas por artroscopia, son los siguientes:
Lavado articular con suero mediante dos agujas intramusculares en la articulación radiocarpiana (como podrían ser el hombro, tobillo o rodilla). Se introduce el suero por una aguja y la otra es de salida para evacuar el suero y el hematoma.
Artroscopia diagnóstica: en este paso se valora el tipo de fractura, así como el trazo, el desplazamiento y las lesiones asociadas. Se tratan estas sobre la marcha también, cosa que no sería posible con la cirugía abierta, ya que su detección sería poco probable.
Se realiza la reducción de los fragmentos sin necesidad de abrir la articulación, pues el artroscopio permite ver el interior. Se bloquea y se colocan agujas para mantener una reducción provisional.
Se vuelve a colocar bajo control radiológico. Si es buena se realiza la fijación definitiva. Si no es buena la reducción, se retira la aguja de forma parcial hasta dejar libre el fragmento, y luego se vuelve a fijar.
Se comprueba la reducción y la colocación de los tornillos, para ver que no sobresalgan y puedan ocasionar lesiones.
Se tratan las lesiones asociadas.
¿Cómo se producen las fracturas articulares?
Este problema se puede encontrar tanto en la población infantil como en adultos o personas mayores. Claro que pueden producirse por caídas o golpes, derivados del trabajo habitual, de practicar un deporte, etc.
Lo más normal es que se produzca en traumatismos de baja energía (caídas, tropiezos, etc.) en personas mayores o con problemas de osteoporosis.
En el caso de gente más joven, lo habitual es que las fracturas articulares se generen por la práctica deportiva, lesiones laborales o caídas de altura.
Tiempo de recuperación
Una de las principales ventajas de la artroscopia para el tratamiento de fracturas articulares, es que al tener que operar a través de pequeñas incisiones sin tener que abrir totalmente la articulación, hace que se reduzca el tiempo de recuperación.
Es una intervención menos agresiva que las prácticas tradicionales, por lo que se agiliza la convalecencia del paciente.
A consecuencia de esta menor agresividad con respecto a las técnicas abiertas convencionales:
- Se padece menos dolor postoperatorio.
- Se necesita menor tiempo de ingreso en el hospital.
- Suelen presentarse menos complicaciones postoperatorias.
- El tiempo de recuperación suele acortarse.
- Las cicatrices quirúrgicas son menores.
- En ocasiones los resultados son mejores que con técnicas abiertas.
Esperamos haberte aclarado cualquier posible duda sobre el tratamiento de fracturas articulares asistidas por artroscopia. Recuerda que puedes preguntarnos en los comentarios.